El concepto de locura en el ingenioso hidalgo Don Quijote 
                    de la Mancha y en Hamlet
                    
                  POR PETRA PLUTNAROVÁ 
                   Don 
                    Quijote y Hamlet tienen muchos puntos de 
                    contacto. Están entre las más famosas obras 
                    de la literatura universal. Las dos salieron a la luz casi 
                    al mismo tiempo, Don Quijote en el año 1605 
                    y Hamlet entre 1603 y 1605.1 Ambas obras hicieron famosos 
                    a sus autores. Don Quijote, aunque es una novela, tiene 
                    en sí mucho del dramatismo de la pieza teatral. Las 
                    batallas de don Quijote son muy dinámicas, los personajes 
                    hablan mucho y así son principalmente estos –y no 
                    el narrador– los que mueven la acción. Asimismo, Hamlet, 
                    siendo una pieza de teatro, esconde en sí muchos momentos 
                    estáticos, análisis psicológicos de personajes, 
                    lo que se buscaría más bien en una novela. Así, 
                    una de las funciones de la Sombra del Rey Hamlet se podría 
                    marcar como la del narrador, que es propia de la novela. Tanto 
                    Cervantes como Shakespeare prestan mucha atención a 
                    la locura; y es el objetivo de estas páginas analizar 
                    cómo la tratan los autores en sus obras. 
                    
                  
                  La locura de Don Quijote y Hamlet
                  En principio, se diría que no nos 
                    va a ayudar ni la definición de locura que hace Sancho 
                    Panza, 
                   
                    "Y yo digo que el consejo de la mujer es poco, y el 
                      que no le toma es loco."2 
                    
                  ni la que hace Polonio en Hamlet,  
                   
                    Seré muy breve. Vuestro noble hijo está loco; 
                      y le llamo loco, porque (si en rigor se examina) ¿qué 
                      otra cosa es la locura, sino estar uno enteramente loco? 
                      Pero, dejando esto aparte... 
                    I will be brief. Your noble son is mad. 
                      Mad call I it, for, to define true madness, 
                      What is´t but to be nothing else but mad? 
                      But let that go.3 
                    
                  El género de locura es diferente en 
                    Don Quijote y en Hamlet. Es acaso más 
                    difícil de explicar en el caso del español, 
                    que se refiere con una palabra a dos cosas diferentes. Don 
                    Quijote, más que nada, padece de enloquecimiento (´folly´), 
                    es un enloquecido (´fool´); mientras que Hamlet finge que 
                    está loco (´mad´), que sufre de locura (´madness´) 
                    – por otra parte Ofelia al final se vuelve loca de verdad. 
                    Las dos variedades de locura se difieren en muchos aspectos, 
                    sin embargo también hay que fijarse ende las similaridades. 
                   
                   Don 
                    Quijote enloquece después de haber leído 
                    demasiadas novelas de caballería. Adopta un nuevo nombre, 
                    decide enamorarse de Dulcinea de Toboso, a la que nunca ha 
                    visto, y sale de casa en busca de aventuras con su escudero 
                    Sancho Panza para mejorar el mundo. Se considera un caballero 
                    andante, siguiendo el modelo del Rey Arturo de Inglaterra, 
                    de Amadís de Gaula y de muchos otros. La caballería 
                    es una religión para don Quijote. Traba batallas que 
                    no son necesarias, sale molido de ellas, y ve la realidad 
                    de forma diferente, como si estuviera bajo un encantamiento, 
                    pues o no ve lo real o piensa otra cosa. Don Quijote, aunque 
                    enloquecido, es un hombre de bien; no le gusta el mundo así 
                    como es y lo quiere mejorar, así que no importa que 
                    sus batallas resulten siempre mal. Sancho dijo de él: 
                   
                   
                    [3]"era un pobre caballero encantado, que no había 
                      hecho mal a nadie en todos los días de su vida." 
                    
                   Su enloquecimiento proviene también 
                    de la tristeza provocada por la ausencia de su "princesa", 
                    Dulcinea de Toboso: él está loco de amor. Se 
                    le llama "El Caballero de la Triste Figura" lo que 
                    dice mucho de su género de locura y nos hace relacionarlo 
                    con la melancolía. 
                  Su enloquecimiento es inocente, no es peligroso, 
                    excepto para él mismo. (Lo que no se puede decir de 
                    Hamlet). En la Primera parte, la gente se burla de su locura 
                    y de sus disparates, mientras que el la Segunda ya lo aprecian 
                    porque es conocido. Don Quijote es un personaje tragicómico. 
                    Hace reír tanto al lector como a los propios personajes 
                    de la novela, lo que al mismo tiempo provoca cierto cargo 
                    de conciencia cuando uno se da cuenta de que nada es culpa 
                    del caballero y que los que se burlan de él y sus desengaños, 
                    en realidad, son crueles. 
                  A diferencia de Hamlet, don Quijote sabe 
                    actuar. En esto también se aproximarse el Quijote 
                    a una pieza teatral. Don Quijote es capaz de verdaderas hazañas, 
                    no importando que sean superfluas. Desde este punto de vista, 
                    don Quijote se presenta de manera más heroica que Hamlet. 
                    Está enloquecido y por eso no tiene miedo: la locura 
                    le presta coraje. Hamlet no está loco de verdad, y 
                    quizá por eso le falte el valor de llevar las cosas 
                    a cabo. 
                  Tanto don Quijote como Hamlet pronuncian 
                    largos discursos. Es la manera de liberarse y llorar sus penas. 
                    Hamlet dice: 
                   
                    [4] "Pero, hazte pedazos corazón mío, 
                      que mi lengua debe reprimirse." 
                    " But break, my heart, for I must hold my tongue."4 
                    
                   
                  Los dos se quejan de sufrir pesadillas.  
                   
                    [5] ( "Pero, estos sueños terribles me hacen 
                      infeliz.") 
                    ( "I have bad dreams")5  
                  
                   
                  lo que en la época renacentista se consideraba un 
                    síntoma inequívoco de locura.6 
                  Los dos tienen a un solo amigo íntimo 
                    que los acepta, aún con su evidente locura . 
                  Ninguno de los dos, podría decirse, 
                    soporta esta cruel realidad, y por eso la muerte es inevitable. 
                  Ambos tienen momentos de locura absoluta 
                    y momentos de lucidez. A veces, no es fácil decidir 
                    si don Quijote está cuerdo o bien loco, "es un 
                    entreverado loco lleno de lúcidos momentos"7: 
                   
                   
                    pues ya supiera el género de su locura; pero, como 
                      no la sabía, ya le tenía por cuerdo y ya por 
                      loco, porque lo que hablaba era concertado, elegante y bien 
                      dicho, y lo que hacía, disparatado, temerario y tonto.8 
                    
                  Cuando don Quijote acepta su locura y se 
                    identifica con el papel de caballero andante, es capaz de 
                    pensar de forma realista dentro de esta personalidad adoptada.9 
                   
                  En Hamlet, muchas veces, tampoco se puede 
                    distinguir bien cuando está actuando su locura y cuando 
                    su comportamiento es natural.  
                  En ambos casos, la locura tiene su función 
                    pragmática, lo mismo que los momentos cuerdos y lúcidos 
                    de los personajes. Un loco, en muchos casos, se fija en las 
                    cosas que los otros no ven o no quieren ver. Los niños 
                    y los locos dicen siempre la verdad: 
                   
                    (Polonio dice de Hamlet) 
                      ¡Con qué agudeza responde siempre! Estos golpes felices 
                      son frecuentes en la locura, cuando en el estado de razón 
                      y salud tal vez no se logran. 
                    [...]How pregnant sometimes his replies are!	A happiness 
                      that often madness hits on, which reason and sanity could 
                      not so prosperously be delivered of.[...]10 
                    
                  A un loco se le perdonan reacciones y palabras 
                    duras que no se perdonarían a una persona cuerda. Y 
                    así, la locura en literatura sirve también para 
                    exponer con libertad las opiniones críticas sin miedo 
                    a la censura. Y efectivamente, Cervantes, Shakespeare, don 
                    Quijote y Hamlet lo hacen. Y lo hacen muy bien. 
                  Otra similaridad es que tanto don Quijote 
                    como Hamlet practican mucha reflexión sobre sí 
                    mismos. Es lo que acerca Hamlet a las prácticas 
                    novelescas. 
                   
                  Hamlet decide fingir que está 
                    loco después de haber hablado con la Sombra de su padre. 
                    Sus planes se reflejan en este monólogo: 
                   
                     Pero venid acá y, como antes dije, 
                      prometedme (así el Cielo os haga felices) que por 
                      más singular y extraordinaria que sea de hoy más 
                      mi conducta (puesto que acaso juzgaré a propósito 
                      afectar un proceder del todo extravagante) nunca vosotros 
                      al verme así daréis nada a entender, cruzando 
                      los brazos de esta manera, o haciendo con la cabeza este 
                      movimiento, o con frases equívocas como: sí, 
                      sí, nosotros sabemos; nosotros pudiéramos, 
                      si quisiéramos... si gustáramos de hablar, 
                      hay tanto que decir en eso; pudiera ser que... o en fin, 
                      cualquiera otra expresión ambigua, semejante a éstas, 
                      por donde se infiera que vosotros sabéis algo de 
                      mí. 
                    But come- 
                      Here, as before, never, so help you mercy, 
                      How strange or odd soe´er I bear myself, 
                      As I perchance hereafter shall think meet 
                      To put an antic disposition on, 
                      That you, at such times seeing me, never shall,  
                      With arms encumbered thus, or this headshake,  
                      Or by pronouncing of some doubtful phrase,11 
                    
                  Hamlet admite que su locura actúa 
                    en varios momentos:	 
                   
                    [9] Agradecida entonces,  
                      declaradle cuanto hay en el caso,  
                      decidle que mi locura no es verdadera,  
                      que todo es artificio. 
                      Sí, decídselo, 
                    Make you to ravel all this matter out, 
                      That I essentially am not in madness, 
                      But mad in craft. ´Twere good you let him know.12 
                    HAMLET.-	Yo no estoy loco, sino cuando sopla el nordeste; 
                     pero cuando corre el sur, 
                    
                   
                   distingo muy bien un huevo de una castaña. 
                   
                    I am but mad north-north-west. When the wind 
                      Is southerly, I know a hawk from a handsaw13 
                  
                   
                  Su locura fingida es un instrumento, finge 
                    que está loco para esconder su verdadero objetivo: 
                    la venganza. Hamlet cree que con su instrumento, la locura, 
                    va a manipular a la gente en torno a él, pero esto 
                    solamente lo logra cuando aparecen los actores y se demuestra 
                    la culpabilidad de Claudio. Es el único momento en 
                    toda la obra en que Hamlet es capaz de HACER algo, de provocar 
                    una acción, de reaccionar, en definitiva. En la mayor 
                    parte de la obra no se muestra capaz de hacer nada: simplemente 
                    pronuncia largos discursos y la gente lo manipula sin que 
                    él se de cuenta. 
                  También don Quijote se ve manipulado: 
                    lo quieren curar y llevar a casa de la misma manera que a 
                    Hamlet lo mandan a Inglaterra. El camino, la mudanza, se presenta 
                    como un remedio de curar la mente enferma.  
                  Hamlet es un personaje trágico. Desde 
                    el principio hace pensar que todo acabará con una tragedia, 
                    justamente por Hamlet que provoca una atmósfera de 
                    miedo, de horror: 
                   
                    [11] POLONIO. 	–Loco, sin duda, por tus amores, ¿eh? 
                     
                    POLONIUS:	–Mad for thy love? 
                    OFELIA.- 		–Yo, señor, no lo sé; 
                      pero en verdad 					lo temo 
                    OPHELIA:		–My lord, I do not know,						 
                    		But I truly do fear it.14 
                    [12] CLAUDIO.	–Así se hará. 
                     
                       
                         
                           
                            La locura de los poderosos debe ser examinada con 
                              escrupulosa atención. 
                          
                        
                      
                    
                    CLAUDIUS:		It shall be so. 
                     
                       
                         
                           
                            Madness in great ones must not unwatched go.15 
                          
                        
                      
                    
                    
                  Hamlet no quiere mejorar el mundo. Solamente 
                    desea cobrar vengaza por su padre, y esto más bien 
                    para tranquilizar a sí mismo, no para obtener justicia. 
                    Odia el mundo, que le parece detestable. 
                   
                    [13] MARCELO.- Algún grave mal se oculta en 
                      Dinamarca.  
                    (MARCELLUS) Something is rotten in the state of Denmark16 
                    [14]	(HAMLET) 
                    ¡Dios mío! ¡Cuán fatigado ya de todo, juzgo 
                      molestos, insípidos y vanos los placeres del mundo! 
                      Nada, nada quiero de él, es un campo inculto y rudo, 
                      que sólo abunda en frutos groseros y amargos. 
                    How weary, stale, flat and unprofitable 
                      Seem to me all the uses of this world! 
                      Fie on´t, ah fie! ´Tis an unweeded garden17 
                      [...] 
                    
                  Sin embargo, el lector se puede preguntar 
                    si en su verdadera desesperación y tristeza absoluta, 
                    en el cruel modo en que trata a su amada Ofelia, en su ignorancia 
                    de que ella se vuelve loca de verdad y en su obsesión 
                    de venganza no hay algo (o mucho) de una locura verdadera. 
                    Quizá esté más loco de lo que se cree 
                    en realidad y también es probable que su comportamiento 
                    esté motivado por un género de afección 
                    mental. Shakespeare lo vistió de negro con un motivo 
                    –probablemente–, porque el negro es el color de la melancolía. 
                   
                  Hamlet, frente a don Quijote, es un cobarde: 
                    tiene miedo a todo, salvo a dos cosas: la muerte y a hablar 
                    con libertad. 
                  Es interesante que así como los personajes 
                    en torno a Hamlet no saben exactamente ni la causa de su locura 
                    ni la de la locura de Ofelia (¿acaso la muerte de sus padres 
                    el amor, o tal vez las dos cosas?), tampoco se sabe con certeza 
                    la razón de la vuelta a la razón de don Quijote. 
                  Don Quijote, después de haber sido 
                    vencido, vuelve a casa. Ha de curarse, y sin embargo, acepta 
                    otra idea de loco: no será caballero sino pastor. No 
                    obstante, pronto abominará de todos los libros de caballería, 
                    recuperando la cordura. Así, ajusta sus cuentas personales 
                    y mundanas, se confiesa y muere, habiendo dejado de lado la 
                    locura. 
                  En este momento, cabe preguntarse, ¿vuelve 
                    a casa a bien morir y porque muere, ha de perder su locura? 
                    ¿O bien precisamente porque pierde su locura debe morir? 
                  Hay por lo menos tres interpretaciones acerca 
                    de la recuperación de la cordura por parte de don Quijote. 
                  R.O. Jones18 afirma que: 
                  
                   
                    1) Como buen católico, don Quijote 
                      tiene que confesarse y esto no podría hacer si estuviera 
                      loco.  
                    A nuestro juicio, esta es una interpretación 
                      poco probable: aunque Cervantes hubiera pensado de tal manera, 
                      el supuesto de que un loco no se confesara hubiera sido 
                      probablemente mucho menos grave que en el caso de un cuerdo. 
                    2) Jones enfatiza la importancia de la 
                      simetría formal en el libro, don Quijote nace cuerdo 
                      y tiene que morir cuerdo. 
                    3) la tercera interpretación se 
                      nos ofrece leyendo con precisión las opiniones sobre 
                      la muerte tanto en Don Quijote como en Hamlet. 
                      La locura alivia el dolor y la tristeza: uno no se da cuenta 
                      de las penas si está loco.  
                      
                     
                    [15] Loco soy, loco he de ser hasta tanto 
                      que tú vuelvas con la respuesta de una carta que 
                      contigo pienso enviar a mi señora Dulcinea; y si 
                      fuere tal cual a mi fe se le debe, acabarse ha mi sandez 
                      y mi penitencia; y si fuere al contrario, seré loco 
                      de veras, y siéndolo, no sentiré nada. Ansí 
                      que, de cualquiera manera que responda, saldré del 
                      conflicto y trabajo en que me dejares, gozando el bien que 
                      me trujeres, por cuerdo, o no sintiendo el mal que me aportares, 
                      por loco.19 
                    
                  Asimismo, Ofelia es alegre en su locura, 
                    no siente tristeza aunque ésta fue la causa de su locura. 
                    Hamlet, al contrario, siente mucha desesperación. No 
                    obstante, quizás sea porque su locura no es verdadera. 
                  La muerte tiene el mismo efecto en los dos: 
                    el cese de la conciencia cura los padecimientos de este mundo. 
                    Lo que sigue después de la muerte es un paraíso 
                    para el creyente (por lo menos para don Quijote pues siempre 
                    obró bien) o bien no es nada. En ambos casos se sigue 
                    un acabamiento de la pasión. En Don Quijote 
                    se reflejan tres remedios para curar la pasión: 
                   
                    [16] ¿Quién mejorará mi suerte? 
                      La muerte. 
                      Y el bien de amor, ¿quién le alcanza? 
                      Mudanza. 
                      Y sus males, ¿quién los cura? 
                      Locura. 
                      De ese modo, no es cordura 
                      Querer curar la pasión 
                      Cuando los remedios son 
                      Muerte, mudanza y locura.20 
                     
                    
                  
                  Entonces, podríamos decir, Don Quijote 
                    se vuelve loco cuando se va a enfrentar a la realidad. Por 
                    otro lado, Hamlet ya no puede soportar la realidad, por eso 
                    finge que se vuelve loco y por eso mismo ha de que morir. 
                    Don Quijote tiene que morir porque perdió su locura, 
                    perdió el efecto que provocaba la locura sobre su mente 
                    y para mantenerse en el mismo estado, tiene que morir. 
                    
                  Personajes secundarios 
                  En el segundo plano aparecen otros personajes, 
                    que no por eso son menos importantes, en los cuales también 
                    se puede descubrir la locura o dudar de su estado mental. 
                  
                  Ofelia se vuelve loca de verdad, aunque no 
                    se sabe si por razón de la crueldad de Hamlet o bien 
                    por la muerte de su padre. Quizás por las dos causas. 
                  Sancho Panza se presenta más como 
                    un personaje simple, ingenuo y crédulo que como un 
                    loco, aunque muchos lo creen también un mentecato, 
                    como a don Quijote: 
                   
                    [17] Pues don Quijote de la Mancha es loco, 
                      menguado y mentecato, y Sancho Panza su escudero lo conoce, 
                      y, con todo eso le sirve y le sigue y va atenido a las vanas 
                      promesas suyas, sin duda alguna debe ser él más 
                      loco y tonto que su amo. 
                    [18] [Sancho responde] Pero ésta 
                      fue mi suerte, y ésta mi maladanza; no puedo más, 
                      seguirle tengo: somos de un mismo lugar, he comido su pan, 
                      quiérole bien, es agradecido, diome sus pollinos, 
                      y, sobre todo, yo soy fiel, y así, es imposible que 
                      nos pueda apartar otro suceso que el de la pala y azadón.21 
                    
                  Es interesante que a lo largo de libro se 
                    produzca una inversión de la situación común 
                    en la novela, que ha llevado a hablar de la sanchificación 
                    de don Quijote y de la quijotización de Sancho. Así, 
                    mientras el espíritu de Sancho asciende de la realidad 
                    a la ilusión, declina el de don Quijote de la ilusión 
                    a la realidad. Y el cruce de la dos curvas tiene lugar en 
                    aquella tristísima aventura, una de las más 
                    crueles del libro, en que Sancho encanta a Dulcinea.22 
                  Para Sancho, la locura de don Quijote llegará 
                    a significar una especie de seguridad, por lo tanto, está 
                    desesperado a la hora de la muerte de su amo y de todas las 
                    maneoras posibles intenta mantenerle en su locura, lo que 
                    ya no funciona:		 
                   
                    [18] No se muera vuestra merced, señor 
                      mío, sino tome mi consejo y viva muchos años, 
                      porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta 
                      vida es dejarse morir, sin más ni más, sin 
                      que nadie le mate, ni otras manos le acaben que las de la 
                      melancolía.23 
                    
                  En ambas obras aparecen otros personajes 
                    que más o menos padecen de locura, por ejemplo un loco 
                    desnudo en jaula en Don Quijote, que representa bien 
                    cómo se trataban los locos en su época, o Polonio 
                    en Hamlet al que a veces se llama ´fool´ en inglés. 
                    Esto puede significar ‘loco’, pero, de la misma manera que 
                    la palabra española, también puede llevar el 
                    significado secundario de ´tonto´.  
                    
                   
                  Conclusión
                   
                  Como se ha mencionado previamente, la locura 
                    está representada, en gran medida, de una manera paralela 
                    en las dos obras. Aunque a primera vista la locura de Hamlet 
                    y el enloquecimiento de don Quijote parecen contraponerse, 
                    un análisis de sus hechos y monólogos descubre 
                    una gran similaridad. 
                  ¿No podría ser el mensaje de Shakespeare 
                    y de Cervantes que en realidad sus héroes no son los 
                    locos, sino más bien el que está loco es este 
                    mundo en que se roba, se mata, no hay respeto a nada y se 
                    han olvidado los buenos modales? ¿Que la época ha perdido 
                    su juicio24, dicho con las palabras del maestro Shakespeare? 
                    La locura de los personajes sirvió a los autores también 
                    para criticar la realidad contemporánea, en la que 
                    el mundo vivía de forma absurda en una Europa llena 
                    de guerras y de desórdenes. 
                  La locura sería un artificio para 
                    juzgar la locura de los otros. 
                  Pero ahora conviene terminar con las palabras de don Quijote, 
                    "a otro le parecerá otra cosa"25... 
                    
                  Notas 
                  1. HILSKY, Martin. „Shakespear?v Hamlet" 
                    en Shakespeare. Hamlet, the Prince of Denmark. Praha: 
                    Torst, 2001, p.14. 
                    2. CERVANTES, Miguel de. El ingenioso hidalgo don Quijote 
                    de la Mancha. Madrid: Alianza Editorial, 1996,  
                    tomo II, p.710. 
                    3. SHAKESPEARE, William. Hamlet, the Prince of Denmark. 
                    Praha: Torst, 2001, p.242, II.2 versos 92-95. 
                    4. SHAKESPEARE, William. Hamlet, the Prince of Denmark. 
                    Praha: Torst, 2001, p.242, II.2 versos 92-95. 
                    5. SHAKESPEARE, William. Op.cit. I.2 , p.182, verso 159. 
                    6. Ibid., p. 256, II.2 verso 253. 
                    7. HILSK?, Martin. Op. cit. 257. 
                    8. CERVANTES, Miguel de. Op. cit., tomo II, p.803. 
                    9. Ibid., tomo II, p.805 
                    10. Ibid., tomo I, p.125 
                    11. SHAKESPEARE, William. Op.cit. II.2, p. 252, versos 206-209. 
                    12. SHAKESPEARE, William. Op.cit., I.5, p.222, versos 168-175. 
                    13. Ibid., III.4, p.350, versos 187-189. 
                    14. Ibid., III.2, p.264, versos 373-374. 
                    15. Ibid., II.2, p.238 
                    16. SHAKESPEARE, William. Op.cit., III.1, p. 296, versos 189-190. 
                    17. Ibid., I.4, p. 208, verso 90. 
                    18. Ibid., I.2, p.181, versos 133-135. 
                    19. JONES, R.O. Historia de la literatura española. 
                    Barcelona: Ariel, 1998, p. 272. 
                    20. CERVANTES, Miguel de. Op. cit., tomo I, p.301. 
                    21. Ibid., tomo I, pp.329-330. 
                    22. CERVANTES, Miguel de. Op. cit., tomo II, p. 957. 
                    23. SEVILLA ARROYO, Florencio y REY HAZAS, Antonio. "Introducción" 
                    en CERVANTES, Miguel de. Op. cit. 
                    24. CERVANTES, Miguel de. Op. cit., tomo II, p. 1287. 
                    25. SHAKESPEARE, William. Op.cit., I.5, p. 224, verso 189. 
                  
                    
                  Bibliografía
                   
                  
                   
                  CERVANTES, Miguel de. El ingenioso hidalgo 
                    don Quijote de la Mancha. Madrid: Alianza Editorial, 1996. 
                    FOUCAULT, Michel. Dejiny Sílenství. Praha: 
                    1993. 
                    FOUSEK, Michal. "Don Quijote v promenách casu". 
                    Proglas, Literární príloha 4/97. 
                    HILSKY, Martin. "Shakespeare´s Hamlet" en 
                    Shakespeare. Hamlet, the Prince of Denmark. Praha: 
                    Torst, 2001. 
                    JONES, R.O. Historia de la literatura española. 
                    Barcelona: Ariel, 1998. 
                    MAEZTU, Ramiro de. Don Quijote, Don Juan y La Celestina. 
                    Madrid: Espasa Calpe, 1968. 
                    SEVILLA ARROYO, Florencio y REY HAZAS, Antonio. "Introducción" 
                    en CERVANTES, Miguel de. El ingenioso hidalgo don Quijote 
                    de la Mancha. Madrid: Alianza Editorial, 1996. 
                    SHAKESPEARE, William. Hamlet, the Prince of Denmark. Praha: 
                    Torst, 2001. 
                    SHAKESPEARE, Guillermo.Hamlet. traducida é ilustrada 
                    con la vida del autor y notas críticas por Inarco Celenio 
                    [L. Fernández de Moratín] ; edición digital 
                    de Juan Antonio Ríos Carratalá. 
                    
                    
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