CANTO Y CUENTO CANTARES Y DECIRESCarlos Reviejo/ Eduardo Soler
Madrid, SM, 1997 y 1998.
En enero de este año la editorial SM -en su colección
Padres y Maestros- ha publicado la tercera edición de Cantares y decires,
antología de folclore infantil seleccionada por Carlos Reviejo y Eduardo Soler,
dos conocidos autores en este campo y poseedores de una amplísima experiencia
pedagógica.
El libro ha sido concebido a modo de pendant o complemento
necesario a su anterior recopilación, Canto y cuento, una antología
poética para niños publicada por la misma editorial y que ha alcanzado ya su quinta
edición. Canto y cuento recibió en 1998 el Premio Nacional
al libro mejor editado que concede el Ministerio de Educación y Cultura en su
modalidad infantil y juvenil, y es cierto que ambas obras están diseñadas con
sencillez y frescura muy acordes con sus contenidos.
Canto y cuento y Cantares y decires
nacieron de la intención de conformar una especie de canon de la poesía en lengua
española creada para los niños. Pero leyéndolos como la unidad que en realidad
son, es fácil observar que trascienden los intentos de clasificación más simplistas
y escapan a las ganas de tallar que parece tener una parte de la literatura infantil
y juvenil actual cuando fija unos límites artificialmente rígidos a la edad de
sus lectores. Los autores han recopilado los poemas y transcrito las composiciones
populares con la certeza de que no se puede trazar una línea demasiado clara para
separar poesía infantil y poesía adulta. En cierto modo, toda poesía ha de ser
para niños, escrita con la ignorancia absoluta de las convenciones que les es
exclusiva, desacostumbrando la mirada. Los poetas se dirigen a los niños sabiendo
que sólo ellos poseen y pueden transmitir ciertas verdades, con más ganas de aprender
que de -horror- instruir deleitando.
Canto y cuento se abre con un texto manuscrito
e inédito de León Felipe, una especie de epístola moral a la infancia que va dejando
de serlo y que da el tono al resto de las obras recogidas. Sigue una nómina impresionante
de autores españoles e hispanoamericanos, porque el trabajo de investigación y
selección de Carlos Reviejo y Eduardo Soler, realizado a base de evitar ideas
preconcebidas sobre cada autor y escapando a las poesías infantiles de siempre,
les ha llevado muy cerca de esa madre ideal de las antologías, en la que estarán
todos los que serán y serán todos los que estarán. Lorca, Salinas, Celaya, Dámaso
Alonso, Alfonsina Storni, Neruda, Carmen Conde, los Machado, Unamuno, Goytisolo,
Dulce María Loynaz, Eugenio d'Ors, Alberti... parecen confirmar la inspiración
que impulsó este libro. De todos se han seleccionado composiciones con sabor a
nuevo que van más allá del simple divertimento y traslucen el deseo de claridad
y la seriedad de su trato con los niños. Los poemas se agrupan en capítulos siguiendo
la férrea lógica infantil -la escuela, las nanas, los cuentos, las burlas...-,
que se guía por criterios mucho más reales que las cronologías en que a veces,
por comodidad, fingimos creer.
No sorprende, por todo ello, percibir en las creaciones
anónimas, los dichos, las retahílas, los juegos para echar a suertes, las canciones
de toda la vida que se recogen en Cantares y decires, una coincidencia
evidente con las poesías del primero en cuanto al modo, al similar equilibrio
de medios y fines. Cantares y decires es la continuación natural
de Canto y cuento, porque el folclore infantil y popular que los
autores buscaron en sus fuentes vivas no hace más que ir un paso por delante de
la poesía de autor, y muchos de los poetas que aparecen en el primer libro hubieran
firmado con gusto algunas de las deliciosas obritas del segundo (qué no hubiera
dado Alberti -o incluso Apollinaire- por la cancioncita titulada Popeye y la Betty
Boop). Best-sellers de la literatura oral durante generaciones, estas muestras
auténticas de poesía en la calle gozan aún de una salud envidiable y seguramente
resistan intactas el furor de la tempestad multimediática.
El resultado final ofrece una visión nueva -nada sesuda
pero solidísima- de la creación poética en lengua española, coherente y fresca,
distinta de la habitual, más emocionante y más divertida.
Ya se ha dicho que los autores han desarrollado actividades
relacionadas con la enseñanza y la educación durante muchos años, y, aunque no
exclusiva, es evidente la dimensión pedagógica que tienen ambos libros. Para introducir
a los alumnos más jóvenes al conocimiento de la lengua y la literatura en español,
para hacer evidente la riqueza de su uso en España y en América, se sentía la
necesidad de libros que los profesores pudieran utilizar como apoyo. Siempre a
mano en el aula, pueden ser consultados en cualquier momento para ilustrar ejemplos
o, simplemente, como forma de entretener y aliviar la rutina que a veces acompaña
al estudio de una lengua. La riqueza del material que contienen y las enormes
posibilidades que ofrecen desmitifican esa aparente necesidad de grandes despliegues
informáticos para el día a día en el trabajo de clase. El hecho de que ambas sean
antologías realizadas con criterios temáticos facilita mucho esta labor de consulta
y aprovechamiento.
El aprendizaje de la propia lengua es un proceso del
que apenas somos conscientes y que determina el grado de cariño que se sentirá
por ella a lo largo de toda la vida adulta. Durante la primera infancia no sólo
aprendemos a hablar. También aprendemos a relacionarnos con una cultura y a insertarnos
en una trama que usaremos como referencia en adelante. Por eso el libro es una
ayuda ideal para los estudiantes extranjeros: explica la lengua que se disponen
a aprender y ayuda a imaginar el modo en que muchísimos hispanoparlantes se acercan
a ella por primera vez.
En palabras de Eduardo Soler, "la enseñanza de la lengua
española, mucho más cuando se da en contextos ajenos a su entorno natural, requiere
el uso de materiales de este tipo, que la enmarquen en una perspectiva literaria
y cultural desde los primeros momentos de su aprendizaje". Estos libros facilitan
esos inicios y desde luego estimulan la formación de una relación afectiva con
la lengua y la cultura españolas. Javier García Montes
Universidad Complutense
|