EXÁMENES DE IDIOMAS Elaboración
y evaluación
J.Charles Alderson Caroline Clapham Dianne
Wall
Press Syndicate of the University of Cambridge 1995 (ed. española 1998),
294 págs.
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Este libro va dirigido a profesores de idiomas que tengan la responsabilidad
de elaborar pruebas de competencia lingüística y a profesionales que,
aunque quizá no estén directamente implicados en la docencia, tengan
que elaborar o evaluar pruebas o exámenes de idiomas, o interpretar la
formación resultante de tales pruebas.
La mayoría de los ejemplos del libro vienen del inglés como lengua
extranjera, pero los principios y la práctica que se describe en él
puede aplicarse a la evaluación de cualquier otro idioma, y este libro
es, sin duda, relevante para profesores y evaluadores de cualquier lengua, ya
sea considerada como segunda lengua o lengua extranjera, o como primera lengua.
Los profesores en activo deben elaborar muchas veces pruebas de nivel para
los nuevos alumnos, pruebas de final de trimestre, pruebas parciales, etc. Pero,
además de aquéllos que tienen que elaborar exámenes, se encuentran
los que quieren entender cómo funcionan éstos y cómo deberían
elaborarse para poder entender mejor el proceso de calificación o poder
seleccionar, de entre una colección de pruebas a su disposición,
el instrumento más adecuado a su situación particular. En este libro,
los lectores tienen suficiente información para decidir y escoger aquello
que mejor se adapte a sus objetivos. Los autores describen el proceso de elaboración
de pruebas, desde los bo-rradores hasta la publicación de los resultados.
Este volumen pretende describir e ilustrar la buena práctica en el desarrollo
de exámenes y los principios del diseño, elaboración y administración
que deben fundamentar esta buena práctica.
El libro se divide en once capítulos, cada uno de los cuales trata de
un estadio en el proceso de elaboración de las pruebas. Los examinaremos
brevemente a continuación. El capítulo 1 sirve como prólogo
y declaración de intenciones. En el capítulo 2 se trata el conjunto
de especificaciones en las que se basará el examen. En el capítulo
3 se describe el proceso de redacción de cada uno de los ítems que
pasará a formar parte de la prueba y el análisis, discusión
y selección a que debe someterse toda prueba. En el cuarto se discute sobre
la importancia de los ensayos previos a la primera versión de la prueba
y se describe cómo deben analizarse las pruebas en esta fase. La formación
de los correctores y administradores de la prueba se trata en el capítulo
5, mientras que en el sexto se muestra cómo supervisar la fiabilidad de
los examinadores. En el capítulo 7 se tratan aspectos relacionados con
la fijación de criterios de comportamiento y la publicación de resultados,
mientras que en el octavo se describen aspectos del proceso de validación
de las pruebas. En el noveno nos cuentan cómo deben redactarse y presentarse
los informes sobre el funcionamiento de la prueba como tal y, en el capítulo
10, se discute cómo se pueden desarrollar y mejorar los exámenes
a partir de la experiencia y de la investigación. Por último, en
el capítulo final se habla del tema de los criterios en la evaluación
de idiomas y se describe el estado actual de la cuestión.
Cada capítulo empieza con un breve enunciado de las cuestiones que se
tratarán y concluye con un sumario de los aspectos principales que se han
tratado, de una manera muy clara para su mejor aprovechamiento.
El objetivo de los autores es dar a los lectores los conocimientos técnicos
mínimos necesarios para elaborar y analizar sus propios exámenes
o para evaluar pruebas elaboradas por otros.
A lo largo del libro se encuentran ejemplos de elaboración de pruebas
y de cómo poner en práctica los principios de elaboración
de exámenes de inglés como lengua extranjera en el Reino Unido.
Sin embargo, el objetivo de los autores, según dicen ellos mismos, no es
el de proponer que todos los exámenes se elaboren de la misma forma en
que se hace en los tribunales de exámenes del Reino Unido, sino facilitar
ejemplos concretos que ayuden a los lectores a comprender mejor la teoría.
Los autores han dirigido talleres para evaluadores en muchas partes del mundo
y saben que hay personas interesadas en aprender las técnicas de elaboración
de exámenes, ya sean de nivel, de aprovechamiento o de competencia. Siempre
se puede aprender de la experiencia de los demás, sobre todo si ésta
es reconocida y amplia. En este libro se presentan los datos de la práctica
habitual en el Reino Unido de forma crítica, se discuten los puntos a favor
y en contra, y se hacen sugerencias para mejorar las pruebas.
Los tres autores de este volumen afirman en el prólogo que habían
experimentado una cierta frustración al no tener ningún documento
que les explicara cómo elaboran sus pruebas los tribunales de exámenes.
Los tres han dado clase sobre evaluación de idiomas en cursos de máster,
en cursos de reciclaje para profesores y en talleres para distintos alumnados
en todo el mundo. Tienen una gran experiencia en tribunales de exámenes
en el Reino Unido como redactores de ítems, como miembros de comités
de redacción, como examinadores y como investigadores.
Lo más importante para los autores de este libro son los principios
que deberían informar la práctica de la evaluación de idiomas
y, por eso, cada capítulo contiene un tratamiento detallado de estos principios.
También por este motivo cada capítulo termina con una sección
en la que se detalla una lista de preguntas que un evaluador podría hacer
sobre cualquier examen, o un sumario de lo que deben tener en cuenta los responsables
de la elaboración de pruebas o los evaluadores.
Los principios generales que deberían gobernar el diseño de pruebas
son la validez y la fiabilidad, y se hace referencia constantemente a estos conceptos
a lo largo del libro. La validez estudia hasta qué punto un examen mide
lo que se pretende medir (relación con el uso que se hace de las calificaciones
y con la forma en que se interpretan) y la fiabilidad estudia hasta qué
punto los resultados de la prueba son consistentes (si los candidatos hicieran
el examen mañana después de haberlo hecho hoy, ¿obtendrían
las mismas notas?). Una prueba puede ser fiable con una población, pero
no con otra.
Al final del libro se facilita un glosario de términos importantes relativos
a la evaluación y también de abreviaturas y acrónimos que
se usan en la evaluación del inglés como lengua extranjera y, en
particular, los que se usan para referirse a los tribunales de exámenes
del Reino Unido.
Miriam Sancho Universidad de Salamanca
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